jueves, enero 22, 2009

Matías Múñez Fernández

No olvidaré nunca la última vez que sonrió estas navidades, ni olvidaré su mirada sincera e invocadora -sus ojos preguntando a diario cuándo-, ni olvidaré el sonido de mi nombre en su boca, ni los besos que le daba. Fue una de las personas más buenas que he conocido, una de las que más me ha querido. Una cruel y larga enfermedad se lo ha llevado, pero me acompañará siempre su ejemplo de hombre bueno y honrado: Matías Múñez Fernández, mi otro padre.

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