martes, enero 13, 2009

[(La muchacha que amo...]

(La muchacha que amo le ha besado en la frente.)

(Huele a fruta triturada y al marfil de los medicamentos.)

(Hierven ya el café y la nieve.)

Son las siete de la mañana en el beso y en el café y en la fruta deshecha y sobre la mentira teñida de las píldoras.

Sobre la lengua se derrama lento el sabor sagrado de la sed.

A punto ya la noche de convertirse en memoria sólo el vapor de la nieve parece cierto a esta hora en la que todos los ecos de la casa se empañan.

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