Insistir, insistir e insistir en que crean en sí mismas (la mayoría son alumnas, mujeres). Yo creo que ésa es su receta. Y lo consigue. Por eso la recuerdan tanto y le dicen cosas como “tú no sabes lo que has significado en mi vida”. Luego también las educa en valores -con todo lo que pueda discutirse sobre el concepto y su puesta en práctica-, alimenta su espíritu crítico –esa forma de mirar más allá de la comodidad con la que suele vestirse lo cotidiano- y hasta fomenta su creatividad -que no es otra cosa que la voluntad aventurera de los sentidos-. Todo eso hace después de insistir e insistir e insistir en que crean en sí mismas. Y lo consigue. Así, cuando llegan a estudiar el Plan General de Contabilidad ya tienen aprendido qué debe ir al activo y qué al pasivo, qué cuentas irán al balance y cuáles han de quedar saldadas. Yo, que también recibo sus clases, fuera del aula, soy uno más de sus deudores, uno de ésos que no acaban nunca de pagar todo lo que le deben, que es mucho, uno de ésos que en el Libro Mayor de la vida figura bajo el epígrafe de “clientes de dudoso cobro”.
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1 comentario:
Bego, eres maravillosa
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