lunes, noviembre 21, 2005

Biblioteca Circulante

Hoy he recibido carta de la AEEX en la que anuncian una nueva jornada de “Biblioteca Circulante”, esta vez en Trujillo. ¡Echo de menos tantas cosas que allí podría aprender!; a Extremadura me refiero. Aquí, solo, es diferente, por mucho que Rilke diga: “Por eso, querido amigo, debe usted amar su soledad, y arrostrar con hermoso lamento el dolor que ella le causa”. Esta vasta región, Castilla y León, donde sólo cuentan las capitales –y no todas- era un desierto en mi memoria de hombre hojarasca, es un desierto a mi regreso, en mi presente rural de hombre hojarasca. ¿Saben aquí de bibliotecas circulantes o de aulas literarias o de talleres literarios o de clubes de lectura o de editoras públicas de calidad? Quizá en alguna capital sepan de algo. Ni en la meseta ni en la montaña circundante sabemos de la existencia de semejantes actividades. ¿Considerará el Sr. Juan Vicente Herrera, acólito de Génova 13, que son nocivas para la salud?, o ¿estará esperando a que la iniciativa privada las considere rentables?, eso sí, después de adjudicárselas a un buen precio a una empresa especializada en promoción cultural (y en seguridad privada, y en limpieza, y en..., entiéndase: siempre a los mismos), que ya se sabe, “lo privado siempre funciona mejor” (sobre todo cuando lo público no les interesa que funcione). En Extremadura sí saben de aquellas actividades, y mucho. Acaso no sea importante, pero los que leemos o escribimos -hojarasca al fin- vivimos solos en este desierto y nada facilita una recomendación o una crítica y eso, ya dije, se echa de menos. Y luego a nuestros políticos, los que nos gobiernan, rancio –porque ya huele- PP, se les llena la boca hablando de “riesgo de despoblación”. ¿No saben por qué? ¿No saben qué hacer? Si fuésemos un poco más humildes y mirásemos un poquito más abajo, quizá entonces. Pero empiezo a pensar que este territorio, Castilla y León se llama, se está convirtiendo, si no lo es ya, en una región de señoritos y siervos, de cortijos y campos incultos. Ojalá nosotros también despertemos. Tenemos donde mirarnos, un poquito más al Sur, se llama Extremadura y, además, te invitan a leer.

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