martes, diciembre 11, 2012

Causas perdidas


Sé que el invierno está aquí,
detrás de esa puerta.

(Del poema FE DE VIDA, José Hierro)

Un disco pirata de Madeleine Peyroux suena de fondo mientras escribo. Y suena bien. Sobre la mesa el desorden habitual: el ordenador, la factura del agua del mes de noviembre, la del teléfono y otra vez la del teléfono -quién sabe ésta desde cuándo-, la del seguro -tengo nueva cisterna para el inodoro-, cajas vacías de cedés y cedés vacíos, notas perdidas (de versos) en cuadernos que piden fuego a gritos, un facsímil de la carta puebla del lugar en el que vivo -que qué pintará tanto tiempo en mi mesa-, el programa de actividades –segundo trimestre del 2009- de una fundación, el resguardo de la presentación telemática de la renta, bolígrafos sin tinta, rotuladores de tinta imborrable, algunos libros de poemas que no han merecido la pena, cartas de “la Caixa”, la regla, un calendario, un bote lleno de viejas pesetas, mi memoria en una tarjeta SD y algunas porquerías más. Ha empezado a llover. Ésta es una tarde de noviembre y estoy escondido en una mesa sobre la que se amontonan tardes perdidas, meses sin tiempo, inviernos.

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