miércoles, septiembre 17, 2008

Lo impuro

Todo parece querer pecar en esta tarde de septiembre: la brisa que engaña; el correr oculto del agua entre las piedras negras del arroyo; la otoñada ámbar de los abedules que se posa a bocados sobre el temblor aún vivo de las hojas extremas; los serbales que comienzan a oxidarse haciendo más evidente la geografía arracimada y roja de sus bayas. El bosque, como si estuviera camino del purgatorio, empieza a parecer un metal impuro, una tentación irrenunciable.

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