Apenas tenía unas horas, doce, más o menos, cuando decidió posar de esta guisa. Se llama Pablo y frunce un poco el ceño, como si en el corto espacio de tiempo que lleva habitando la intemperie ya se hubiera dado cuenta de que este mundo hay que arreglarlo un poco. Por eso se ha puesto un gorro en el que puede leerse “Little Mechanic” (pequeño mecánico); se ve que no quiere perder el tiempo. Yo no tengo dudas de que logrará ajustarle un poco las tuercas a este globo enfermo al que llamamos tierra, tiene buenos maestros de taller en casa. Enhorabuena por este primer Rebecarlos; que seáis muy felices los tres.
martes, enero 08, 2008
Pablo, 25 de diciembre de 2007
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1 comentario:
Seguro que "little mechanic" nos aprieta a todos las tuercas.
Resulta fascinante seguir los primeros pasos del niño en este mundo; lo inminente de su infancia que, de alguna manera, nos hará revivir la nuestra; porque, tiene mucha razón Unamuno, citado por Alberti al comienzo del primer tomo de La Arboleda Perdida, "No sé cómo puede vivir quien no lleve a flor de alma los recuerdos de su niñez".
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