Ayer murió en Madrid Ángel González, poeta. Sirva este pequeño apunte como agradecimiento por los versos, llenos de vitalismo enmascarado, que nos deja. En su poema Hipótesis absurda, por fortuna, que más abajo trascribo, respiran esa vitalidad escondida y una cierta ironía, rasgos que siempre acompañaron a la poesía del asturiano (Oviedo, 1925). Va por él, que vivió tan cerca de aquí, en Páramo del Sil, durante tres años.
HIPÓTESIS ABSURDA, POR FORTUNA
Si después de estar muerto muchos años
le fuera dado al hombre el privilegio
de volver a la vida
sólo por una hora,
acaso viese el mundo tan hermoso
como jamás lo había imaginado,
y tal vez deseara
seguir en él aunque tan sólo fuese
unos instantes más
para saciar sus asombrados ojos
con toda la belleza de la tierra
-el mar, o las montañas,
la luz llenando el aire puro y quieto
de un día de verano…
Pero si le pidiesen
(y tuviese memoria):
quédate aquí por siempre,
¿qué diría?
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