lunes, noviembre 06, 2006

Fantasmas que se mueren de hambre

El Presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, ha dicho, ante el plenario de la XVI Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de Países Iberoamericanos, que se celebra en Montevideo, que “el terrorismo es un problema grave, pero no más que otros a los que se enfrenta el concierto de naciones”. Después citó como primera gran amenaza “el hambre y la pobreza en grandes áreas del globo”, recordando que cuarenta y cinco millones de personas mueren al año de hambre y malnutrición y que la mitad de los niños del mundo vive en condiciones de pobreza, sin olvidar que la mitad de la población del mundo vive con menos de dos dólares al día. Habló también del cambio climático y dijo “que ha provocado ya más víctimas que el terrorismo internacional y su potencial de destrucción es muy superior”, anotando que la desertificación ha forzado ya el desplazamiento de 25 millones de personas y que, de seguir a este ritmo, en 2100 un tercio del planeta podría no ser cultivables.
Álvaro Uribe, Presidente de Colombia, en clara alusión a lo dicho por Zapatero, dijo en su discurso ante el mismo plenario que “el gran enemigo de las sociedades libres es hoy el terrorismo, local o islámico” y que “hay que preservar el ejercicio efectivo de las libertades”.
Lo cierto es que no están de moda hoy en el panorama internacional discursos como el de Zapatero, pero más allá de estar cerca o lejos de su opción política, más allá de que pensemos que cree o no en lo que dijo, una cosa parece innegable: lo que dijo es cierto. No me molestaré en argumentar el porqué, porque me parece tan evidente que alguien podría considerarlo un insulto. Sólo resaltaré que en su discurso el Presidente español se refería a los problemas a los que, y repito cita, “se enfrenta el conjunto de naciones”, la nuestra incluida (todos nosotros).
Lo dicho por Uribe tiene también una buena parte de certeza, eso sí, siempre que hagamos la consideración de que el Presidente colombiano no hablaba del conjunto de naciones, del mundo en definitiva. Uribe hablaba sólo de las “sociedades libres”, de “preservar el ejercicio efectivo de las libertades” en esas “sociedades libres”, no hablaba de las sociedades hambrientas, de las muchedumbres que sufren un interminable éxodo (casi siempre hacia la muerte) en busca de una vida mejor, de las sociedades que viven inmersas en guerras perpetuas alimentadas por las “sociedades libres”, de las legiones de pobres que sufren, casi en exclusiva, los desastres naturales que devienen, en gran medida, del descontrolado desarrollo de las “sociedades libres”, de los que viven con menos de dos dólares al día; no, Uribe no hablaba de esos, porque esos no existen. Nos es muy rentable mantenerlos en esas condiciones, pero no existen, al menos Bush y compañía ni los citan: no existen por tanto. Se comprende así que Uribe intentase espantar los fantasmas que acababa de sembrar Zapatero, fantasmas que se mueren, literalmente, de hambre y de sed. Porque, por más que Colombia haya sufrido y sufra por culpa del terrorismo, los paramilitares o el narcotráfico, no encuentro otra explicación para la lamentable (por no decir otra cosa peor) intervención de Uribe, ese hombre que sólo parece saber de ¿“sociedades libres”?

No hay comentarios: