viernes, julio 21, 2006

Xantia x Xantia

Llegó a manos del tasador con 363.000 kilómetros. El Xantia lo iba a entregar como parte del pago de un coche nuevo que compraba un amigo. Estudio el asunto y le doy una respuesta, nos dijo el encargado de los vehículos de ocasión del concesionario oficial Renault. La respuesta fue que el coche no podía defenderlo, que intentase venderlo en otro sitio, que no estaba mal de aspecto pero que eran demasiados kilómetros, que él tenía que dar garantía, que era demasiado arriesgado, que no podía quedárselo; en definitiva, que me fuese con la música a otra parte. Yo intenté convencerle de que me hiciese una oferta, de que me ofreciese algo (rondaban en mi cabeza 800, 900 euros, ¡qué menos!), pero él no lo hizo y repetía que aquel coche no podía defenderlo. No hacía falta, para eso estaba yo, para defenderlo, convencido de que más que un vehículo de ocasión aquella era la ocasión de hacerse con un vehículo único y alguien la iba a perder. Al fin me propuso dejar el Xantia allí para mostrárselo a los compradores de coches de segunda mano que pasaban a diario por el taller, por si alguno estaba interesado. Nada. Pasadas cuarenta y ocho horas me llamó para que fuese a recogerlo: nadie parecía poder defenderlo.
Al día siguiente nos fuimos a otro concesionario, también Renault -pues el coche a comprar era un Laguna-, y el tasador dijo textualmente: Por ofrecerte algo te ofreceré 300 euros. Y en eso cerramos la operación. Seguro que me engañó en el precio (¿alguien lo duda?), aunque tampoco se llevó una joya (que yo sé muy bien cómo estaba el coche), pero se lo agradecí, así pude gastarme esos 300 euros en beber para olvidar lo poco que se pagan los recuerdos. Eso sí, me he comprado otro Xantia, éste de segunda mano, y empezamos a entendernos: 4200 kilómetros el último mes; acabaremos también hablándonos.

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