Regreso de estos días en los que la injusticia se hace más visible y evidente. Cada vez me gusta menos la navidad. El espejo me devuelve, como nunca en estas fechas, el cadáver que soy: el cinismo de la carne (su incuestionable y práctico subjetivismo) contra la verdad del esqueleto (la piedra seca y certera que golpea).
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