Escritor, artista plástico,
gestor cultural, persona amable y cercana, amigo siempre, no son pocos los
libros escritos por Juan Ramón Santos. El último que ha salido a la luz es una
novela, más que recomendable, titulada El
tesoro de la isla, algo más que una invitación a los jóvenes a iniciarse en
el rito de la lectura, una novela en la que puede apreciarse la madurez que ya
acompaña a todo lo que escribe, su naturalidad y su oficio, su dominio, en
definitiva, del trabajo de escritor. Novela para todos. Y recomendado El tesoro de la isla, no puedo dejar de aconsejar
alguno de sus libros anteriores, porque Cortometrajes,
un conjunto de pequeñas narraciones plenas de humor, cargadas del carácter
socarrón e irónico del propio Juan Ramón Santón -inteligentes, en definitiva-, resulta ser un libro en el que cada pequeño
relato explota divertido y original a los ojos del lector, relatos a los que se
puede volver, y vuelvo, una y otra vez para buscar el revés de la santísima
trinidad o el rostro de Mao en la traza impertérrita de un azulejo, volver para
recordar que, en definitiva, toda gravedad puede tener un rostro amable y distraído,
el que nos descubre J.R. Santos fotograma a fotograma. Y así podría seguir con Palabras menores, cortometrajes también,
marca propia con la que ya todos sus lectores identificamos esas pequeñas joyas
-labor de orfebre, creo recordar que dice el autor- con las que nos agasaja
cada cierto tiempo. Y por qué no acudir a Cuaderno
escolar, publicado en la prestigiosa colección La Gaveta, o a El círculo de Viena, cuentos, o a su
reciente libro de poemas Cicerone, o
a su primera novela Biblia apócrifa de
Aracia, novela ésta que contiene algunos pasajes excelentes, casi diría que
memorables, y que, bajo mi humilde punto de vista, merece una reedición que
permita corregir algunos errores de la primera edición y rematar así un libro que
está muy por encima del común de las novelas que se nos ofrecen. Pero si como
escritor puede defender una obra sobresaliente, como gestor cultural
-cualquiera que haya vivido en Plasencia estos últimos años me entenderá- su
labor puede recibir el mismo calificativo. Persona tranquila, afable,
inteligente y culta, excelente lector, conserva una capacidad cada vez más
rara, la de escuchar. Con todas esas cualidades, y con la ayuda inestimable de
otras personas que no cito, pero que no es difícil imaginar, ha conseguido que
Plasencia sea -algo ya se había hecho antes- un foco de cultura para los que existimos
como gente de a pie, para la hojarasca que somos los que buscamos un alivio
alrededor de eso que llamamos cultura. Y ahora, por si era poco su trabajo como
escritor y gestor, ha sido elegido presidente de la Asociación de EscritoresExtremeños. Sin duda, su paso al frente de la AEEX se notará para bien en el
más que interesante, por revuelto y vivo, panorama literario extremeño. Ojalá
la AEEX y la Editora Regional puedan volver a ser el apoyo firme para toda esa trama
cultural, alrededor de la palabra, que desde hace muchos años crece en
Extremadura. Seguro que Juanra estará en la línea de los mejores, maestros
también ha tenido. Me pregunto si se le puede pedir más, y me respondo que no
deberíamos, no vaya a ser que acabemos con su paciencia casi franciscana. Lo
que sí podemos es darle las gracias y desearle suerte, el agradecimiento y la estrella
que merecen una buena persona como él. Éste sí es un presidente, sí nos
representa. Ánimo.
miércoles, diciembre 16, 2015
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