miércoles, diciembre 16, 2015

Presidente


Escritor, artista plástico, gestor cultural, persona amable y cercana, amigo siempre, no son pocos los libros escritos por Juan Ramón Santos. El último que ha salido a la luz es una novela, más que recomendable, titulada El tesoro de la isla, algo más que una invitación a los jóvenes a iniciarse en el rito de la lectura, una novela en la que puede apreciarse la madurez que ya acompaña a todo lo que escribe, su naturalidad y su oficio, su dominio, en definitiva, del trabajo de escritor. Novela para todos. Y recomendado El tesoro de la isla, no puedo dejar de aconsejar alguno de sus libros anteriores, porque Cortometrajes, un conjunto de pequeñas narraciones plenas de humor, cargadas del carácter socarrón e irónico del propio Juan Ramón Santón -inteligentes, en definitiva-,  resulta ser un libro en el que cada pequeño relato explota divertido y original a los ojos del lector, relatos a los que se puede volver, y vuelvo, una y otra vez para buscar el revés de la santísima trinidad o el rostro de Mao en la traza impertérrita de un azulejo, volver para recordar que, en definitiva, toda gravedad puede tener un rostro amable y distraído, el que nos descubre J.R. Santos fotograma a fotograma. Y así podría seguir con Palabras menores, cortometrajes también, marca propia con la que ya todos sus lectores identificamos esas pequeñas joyas -labor de orfebre, creo recordar que dice el autor- con las que nos agasaja cada cierto tiempo. Y por qué no acudir a Cuaderno escolar, publicado en la prestigiosa colección La Gaveta, o a El círculo de Viena, cuentos, o a su reciente libro de poemas Cicerone, o a su primera novela Biblia apócrifa de Aracia, novela ésta que contiene algunos pasajes excelentes, casi diría que memorables, y que, bajo mi humilde punto de vista, merece una reedición que permita corregir algunos errores de la primera edición y rematar así un libro que está muy por encima del común de las novelas que se nos ofrecen. Pero si como escritor puede defender una obra sobresaliente, como gestor cultural -cualquiera que haya vivido en Plasencia estos últimos años me entenderá- su labor puede recibir el mismo calificativo. Persona tranquila, afable, inteligente y culta, excelente lector, conserva una capacidad cada vez más rara, la de escuchar. Con todas esas cualidades, y con la ayuda inestimable de otras personas que no cito, pero que no es difícil imaginar, ha conseguido que Plasencia sea -algo ya se había hecho antes- un foco de cultura para los que existimos como gente de a pie, para la hojarasca que somos los que buscamos un alivio alrededor de eso que llamamos cultura. Y ahora, por si era poco su trabajo como escritor y gestor, ha sido elegido presidente de la Asociación de EscritoresExtremeños. Sin duda, su paso al frente de la AEEX se notará para bien en el más que interesante, por revuelto y vivo, panorama literario extremeño. Ojalá la AEEX y la Editora Regional puedan volver a ser el apoyo firme para toda esa trama cultural, alrededor de la palabra, que desde hace muchos años crece en Extremadura. Seguro que Juanra estará en la línea de los mejores, maestros también ha tenido. Me pregunto si se le puede pedir más, y me respondo que no deberíamos, no vaya a ser que acabemos con su paciencia casi franciscana. Lo que sí podemos es darle las gracias y desearle suerte, el agradecimiento y la estrella que merecen una buena persona como él. Éste sí es un presidente, sí nos representa. Ánimo.
 


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